La cata de vinos, también llamada degustación de vinos, es en esencia una experiencia en la cual no solo se utiliza el paladar, sino también el olfato y la vista, con lo cual podemos hablar de una experiencia integral. No hablamos únicamente del sabor, el aroma, la textura y el cuerpo del vino, sino también de un espacio especialmente diseñado para realizar ese recorrido maravilloso de forma tal que el comensal la disfrute con los cinco sentidos.
Uno de estos espacios, seguramente uno de los más reconocidos de la ciudad de Buenos Aires, es La Cava de El QuerandÃ: un sitio fascinante, único desde todo punto de vista, el cual busca homenajear a todas las regiones productoras a lo largo de una degustación de vinos que le permitirá al público vivir una genuina experiencia de vida.
Las degustaciones de vino invitan a los catadores a probar los distintos tipos de vino y, de ese modo, apreciar sus cualidades propias, acompañando cada cepa con deliciosos bocados representativos de cada región productora; con lo cual hablamos aquà de un verdadero recorrido por la cultura y la tradición de cada zona.
Por ese motivo es tan importante que la cata de vinos se realice dentro de un ambiente con las caracterÃsticas necesarias para lograr una degustación realmente integral. Hablamos aquà del espacio fÃsico en el cual se realizará, asà también como del servicio, la orientación del sommelier, el salón de cata propiamente dicho, la temperatura de los distintos vinos a disfrutar, entre otras cosas.
En la sala de cata de vinos de la Cava de El Querandà usted encontrará todo esto y mucho más; entre otros detalles a tener en consideración, un formidable recorrido visual por las diferentes zonas productoras, lo cual le permite al cliente lograr ese delicado equilibrio entre el disfrute del vino y el conocimiento de aquellas regiones y culturas que lo forjaron de acuerdo a las caracterÃsticas esenciales de su clima y su geografÃa.
Es importante que el sommelier sea capaz de guiar al comensal a lo largo de las tres fases esenciales de la cata de vino, cada una de cbdtop.club ellas apoyada en los tres sentidos preponderantes que se utilizan en el proceso de la degustación. Hablamos aquà de la vista, el olfato y el gusto; aunque también serÃa justo decir que el sentido del tacto también interviene en la experiencia, ya que la lengua pueden darnos información sobre la densidad y la textura del vino, asà también como sobre su temperatura, tono y sabor.
Tanto si hablamos de comensales experimentados en la cata de vinos, asà también como de personas que no necesariamente cuentan con algún tipo de conocimiento previo, pero sà con el deseo intenso de iniciarse en esta verdadera aventura, la Cava de El Querandà cuenta con todo lo necesario para ofrecerle al público una de las degustaciones más completas de la ciudad de Buenos Aires.
A lo largo de las diferentes propuesta de degustación los comensales podrán disfrutar, por ejemplo, de las cepas más reconocidas internacionalmente de la Argentina, desde la región del NOA a la Patagonia, pasando por Cuyo y su larga tradición en vinos; incluyendo además algunos bocados realmente exquisitos y representativos de cada una de las zonas productoras.
De eso se trata una cata de vinos: una propuesta de degustación que cuente, a su vez, con diferentes opciones y un agradable recorrido por la cultura y la tradición de cada región en particular. A todo eso, desde luego, hay que añadirle algunas otras cuestiones sumamente importantes para lograr un resultado final que verdaderamente pueda hacer la diferencia: el ambiente más apropiado, un servicio de atención al cliente que esté en todos los detalles, la presencia de un sommelier calificado, con años de experiencia, y finalmente una armoniosa relación entre calidad y precio.
La ciudad de Buenos Aires es sede de alguna de las catas de vinos más importantes del paÃs; y la Cava de El QuerandÃ, sin dudas, cuenta con una de los mejores. AllÃ, el cliente podrá disfrutar de algo más que el sabor del vino: podrá realizar un viaje estupendo por las diferentes zonas productoras y, en consecuencia, llevarse consigo una porción de la historia de nuestra tierra.